TE LO CONTAMOS
Todos nuestros productos tienen una historia
Lo primero que hacemos, es ir en busca de los famosos kitengue (en plural, vitengue). Es el nombre que reciben estas telas tan coloridas y significativas en África. Son, en su mayor parte, utilizadas por las mujeres para transportar a sus bebés, vestirse, secarse al salir de la ducha… Todas tienen diferentes colores, patrones e incluso significados.
La aventura comienza cuando nos metemos en el daladala (el microbús) que nos lleva hasta el ferry, y desde allí cogemos un bajaji (tuk-tuk) hasta el gran mercado de Kariakoo. ¡Este mercado tiene de todo! pero sería imposible encontrar nada sin la gran ayuda de Mama Negestat, la cual se mueve a la perfección por calles y pasillos, y si algo no encontramos, se pregunta y ¡ya está! Este mercado abarca varias calles de la ciudad, y en el centro, cuenta con un edificio de dos plantas que alberga sobre todo comida y especias, ¡así huele cuando entras!
Es complicado elegir el kitengue que nos guste, ya que nos encantan todos… Apoyamos a diferentes vendedores locales con nuestra compra, pagando un precio justo por ellas. El resto de materiales no son fáciles de encontrar y también son una aventura constante, como las cremalleras, los forros, etc.
Para comprar la ropa de segunda mano con la que elaboramos los bolsos o las carteras, tenemos que esperar al domingo de cada semana, ya que es el día del mercado de la comunidad. Allí se juntan un montón de vendedores que se abren un hueco para colocar su puesto en una gran tela en el suelo. Entre la música de los que venden altavoces, y el espectáculo de los que venden menaje del hogar, que hacen malabares con platos y vasos, elegimos las prendas que nos pueden servir para darles una nueva vida. Una vez en el taller de Ubuyu Seed, nuestras maravillosas fundis hacen de las suyas. Se les asignan los trabajos según la dificultad, ya que no todas no tienen la misma experiencia, ¡aunque todas mejoran día tras día!.