Quiénes somos

De Ávila de toda la vida, y del mundo desde hace mucho. Explora desde los cuidados, siempre con el lema: «No te vayas de un sitio sin haberlo dejado, al menos, mejor de lo que lo encontraste».

Trabajadora social de formación, experta en género. La universidad de las calles también ha sido su escuela. Desde las calles de Santiago de Chile hasta llegar a Ho Chi Minh, con paradas en México y cualquier lugar que se le cruce y le agarre en el corazón.

Lleva años trabajando con personas, de tantas maneras y de tantos sitios que es experta en diversidad.

Le flipan las plantas y si te vas de paseo con ella, tan pronto te hace una danza como una sopa de montaña. Así es ella, polivalente y amante de lo que hace. Amiga y compañera, un amor sin igual.

Es una mujer terremoto, pero no de las que destruyen sino de las que construyen. Allá por donde pasa.

Siempre con una sonrisa de oreja a oreja, que le hace brillar y dejar huella en cada persona que se cruza con ella.

Viajera de carretera y genial conductora, te podrá llevar a ver la luna desde el mejor lugar del planeta.

También trabajadora social y experta en género, ¡ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo!

Es una mujer responsable y eficiente, siempre queriendo sacar el máximo partido al tiempo disponible y a la vida.

En lucha constante con las desigualdades, intentando mejorar el mundo cada día, y consiguiéndolo poquito a poco.

Experta en ilusionarte, en exaltar lo bueno de las cosas, y en repetirte que si quieres, puedes. ¡Y tanto que se puede! Por eso estamos aquí…

Esta maravillosa mujer trata de cumplir su sueño día tras día. Vivir de forma natural, lo más sostenible posible y crear un mundo mejor.

Hace 12 años, su marido y ella crearon una ecoaldea en Tanzania, Zionzuri.

Su principal objetivo es dar una educación complementaria tanto a niños como a mayores, fundamentada en todo tipo de arte. Por lo que en un solo día en la ecoaldea puedes encontrar desde gente haciendo teatro, acrobacias, danza , costura o pintura o recolectando papayas y cocinando en una cazuela de barro.

Junto a ella, los sueños se hacen realidad.

Como su nombre dice,es una chica feliz, con una sonrisa que regalar SIEMPRE.

Comenzó a estudiar con Mama Negestat hace 10 años para convertirse en fundi (costurera), cuando no pudo continuar sus estudios.

En la comunidad de Gezaoulole no existe enseñanza secundaria, y la mayoría de chicas dejan de estudiar debido a que los padres no pueden pagar el transporte de todos los hijos para llegar al instituto.

Aún así, Happy encontró una oportunidad y no la dejó escapar, siempre era la mejor estudiante, atenta y observadora.

Ahora es la Fundi de la aldea.

En Tanzania, cuando una madre o padre tienen un hijo se les comienza a llamar Mama o Baba seguido del nombre de su bebé, por lo que mucha gente ni si quiera sabe sus verdaderos nombres. En este caso, cariñosamente la llamamos Mama Bebé en vez de Mama Islam, el nombre de su hijo.

Doi fue madre realmente joven. Se quedó embarazada durante el comienzo de su educación secundaria, por lo que tuvo que abandonar los estudios y se convirtió en madre y ama de casa 24 horas, pero nunca dejó sus ganas de aprender cosas nuevas. Lleva aprendiendo a coser un tiempo, y aunque a veces es un poco complicado con los dos pequeños jugando a su alrededor, ahora Doi es bastante independiente y capaz de hacer sola una gran cantidad de trabajos.

Ella es la estudiante de la aldea.

Asia es la prima de Happy. Es una chica que transmite muchísima tranquilidad cuando está cerca.

Bastantes días solía venir al taller acompañando a Happy y prestaba mucha atención a los trabajos que hacía su prima. A veces incluso la ayudaba a acabar pequeños retoques.

Su interés por la costura comenzó a ser cada vez mayor, por lo que decidió inscribirse a un curso de costura y confección de 6 meses.

Cuando terminó, la animamos a formar parte del equipo Menestrubuyu..En nuestro taller, la enseñamos a realizar los coleteros y las bolsas de la compra. Con la supervisión de Happy y Mama Negestat, Asia fue capaz de hacer un trabajo estupendo.

Madre coraje. Desde el primer día que la conocimos la vimos luchando con su hija Trishia para poder darle un techo y comida.

Trabajaba como limpadora y cocinera en una casa donde no apreciaban su trabajo, y no tenía dinero para continuar con el alquiler de la habitación donde viven ella, su hija y su sobrina. Pero Grace no se rindió y gracias a sus facilidades para comunicarse con todas las personas, comenzó a trabajar con mujeres víctimas de prostitución, haciéndoles test de VIH, dándoles preservativos y, sobre todo, información y ayuda.

Este trabajo no es fácil, ya que no es sencillo que una mujer se identifique en el ámbito de la prostitución, pero con la ayuda de Grace muchas de ellas están saliendo de esa realidad.